¿Me estaré volviendo sensible?

En estos días de frío, viento y lluvia mi buen hacer rabanero se ve fuertemente condicionado ante tan adversas condiciones climáticas que tenemos por este norte peninsular. Pero como dice el dicho “a mal tiempo buena cara” pues eso, a esperar impacientes a ver si llega pronto la primavera y empiezan a florecer, tanto las flores en el campo, como en el cuerpo de las mujeres.

Y eso que la semana empezó con muy buenas expectativas. El sábado ya lo tenía resuelto con TB, así que para el viernes había quedado con M, que es una de las tías que había conocido en la última incursión rabanera a Santiago, y de paso, pues cambiaba un poco de aires y de escenario. Pero a medida que fue llegando el día todo se fue torciendo. Primero los colegas que iban a venir conmigo al final no pudieron ir. Eso era lo de menos, porque me presentaba yo solito allí más feliz que una perdiz. Lo peor fue el sms de M el viernes a la tarde, que estaba hecha polvo de la gripe y metida en cama. Y así, entre tanto despropósito y con el vendaval de viento y agua que estaba cayendo, el viernes a las 23,30 de la noche me fui solito para mi cama en donde me quedé dormido como una marmota después de tirarme la paja de rigor de las noches solitarias.

El sábado desperté a las once y media de la mañana. Doce horas durmiendo seguidas que me sentaron tan bien que hasta me levanté mejor persona de lo que era el día anterior. TB venía esa noche a cenar a mi casa y mientras me pasé el día en compañía de mi amiga black & decker haciendo bricolaje por la casa. Se me dio por pensar en que quizás me hubiera pasado un poco con TB el otro día e incomprensiblemente me sentí disgustado y un poco arrepentido con mi comportamiento. No sé si fue el disolvente o el polvillo de la lijadora, pero estaba sufriendo un ataque de sensibilidad en toda regla, y además era imparable, así que esa noche decidí quitarme el disfraz de cínico empedernido y bajarme del atril desde donde controlo estas situaciones.

Recibí a TB como en las grandes ocasiones. Velitas por toda la casa con olor a vainilla, mi mejor mantel (100€ en Zara Home), mis mejores copas de vino (que se rompen solas al fregarlas de lo finas que son) y dos botellas de Coto De Imaz reserva especial 1995 (regalo de un proveedor estas navidades), Y claro, con un ambiente tan acogedor nos agarramos un pedo como una catedral y aquello empezó a degenerar. La música pasó de “noches de blanco satén” a bailar los dos en bolas como locos con Janis Joplin y sin soltar la copa de vino de la mano. Lo siguiente que recuerdo es estar follándola por el culo mientras sonaba “Riders on the stom” de los Doors.

A la mañana siguiente al despertar con un dolor de cabeza impresionante, no daba crédito a lo que veía. Toda nuestra ropa estaba tirada por todos los rincones, por el suelo envoltorios de condones y condones usados, a un lado de la cama las copas de vino rotas, la cama se había movido dos metros de donde tenía que estar, la pared de la cabecera llena de marcas de manos y un trozo de la pared de enfrente estaba negra por culpa de una vela que quedó arrimada a ella ……..pero que bien lo pasamos joder!!!